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La tradición del aguardiente: Familia lambayecana del programa juntos emprende exitoso negocio

En el centro poblado de Succha Alta, en el distrito lambayecano de Salas, la principal actividad económica es la elaboración de aguardiente. Los esposos Elvia (39) y Alex (44) aprendieron de sus padres el destilado de la caña de azúcar y hace poco más de 10 años iniciaron su propio negocio de aguardiente.

Ellos tienen 20 años de casados. Cuando recién unieron sus vidas, se dedicaban a la siembra y cosecha de la caña de azúcar, vendiendo la materia prima que obtenían a los productores de licor.

“Ha sido una historia de muchas privaciones, empezando de cero. Teníamos el conocimiento para hacerlo, porque nos fue transmitido de generación en generación, pero no contábamos con el dinero suficiente para la compra de materiales”, cuenta doña Elvia Mora Céspedes.

Sin embargo, con mucho esfuerzo y ahorrando cada sol que tenían, pudieron empezar a producir uno de los mejores licores de Salas. Alex Bernilla, explica que junto a su esposa siembran, cada dos años, la caña de azúcar, para luego cosecharla e iniciar el proceso del molido y hervido, hasta obtener el guarapo (jugo de la caña dulce exprimida).

“Finalmente ese guarapo es fermentado, obteniendo con el filtrado el aguardiente, que lo vendemos por tanques. Cada tanque contiene 11 latas de 20 litros cada uno. Estamos hablando de aproximadamente 440 litros de aguardiente de muy buena calidad semanalmente y más de 45 mil litros al año”, comenta don Alex.

El producto final lo venden a los mayoristas de la zona, en el mercado local y en las ferias que organiza la municipalidad, llegando a distribuirse por toda la provincia.

La familia Bernilla Mora pertenece al programa Juntos desde el 2017. Ellos tienen 4 hijos: Lexani (20); Zendey (18), que estudia para ser chef; Alex (16), que está terminando el colegio y sueña con estudiar en el Senati; y el pequeño Albert (6), que acaba de iniciar la primaria.

Doña Elvia comenta que gracias a los abonos que recibe del programa Juntos, por enviar a sus hijos menores al colegio y llevarlos al centro de salud, ha podido adquirir algunos materiales que necesitaba para mejorar la producción de su aguardiente.

El trabajo que realizan es fuerte, pues la estacionalidad para la siembra de la caña de azúcar dura todo el año. Sin embargo, ambos padres tienen la motivación de darles a sus hijos una buena educación, mejorar su calidad de vida y, por supuesto, enseñarles todos los secretos para que continúen con la tradición familiar del aguardiente.

 

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