En los bosques espesos del Alto Mayo, rodeados de hormigas, zancudos y arañas; en suelos con mucha humedad, englobada de espesa vegetación, aves y otras especies, vive un pequeño mono, tímido, raro, asustadizo, que no quiere acercarse a nadie ni que se le acerquen. La gente le llama tocón por los sonidos que emite. Es fácil oír sus gruñidos, su bullicio, pero es difícil observarlos.
Desde el Morro de Calzada, desde cuya alta cumbre verde se puede observar los valles de Rioja y Moyobamba, ruta donde es fácil caer, resbalarse o toparse con una especie poco amable, en medio de cantos de aves y sonidos de insectos se escucha un coro de aullidos, donde sobresale una pequeña cabeza, con el penacho de pelo blanco rodeando su rostro y sus ojos ajustados. Es el mono tocón, cuyo nombre científico es Callicebus oenanthe, diminuto primate que solo se encuentra en la región San Martín.
Que sea una especie endémica debería ser orgullo para los pobladores de la zona. Pero el animalito está en “peligro crítico de extinción”, según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), entidad que catalogó al mono tocón como una de las 25 especies de primates más amenazados del mundo.
Los tocones que miden de la cabeza a la cola unos 60 centímetros y pesan 01 kilogramo, padecen la destrucción de su habitad sobre todo por un motivo: San Martín es una de las regiones más deforestadas del Perú. En el territorio donde vive este mono, en las cuencas del río Mayo y el Huallaga, desde los años 80 hay una sobreexplotación ganadera y agrícola debido a que los programas de desarrollo social no han tenido en cuenta la sostenibilidad del área.
El problema es tan grave que estudios recientes indican que el ámbito original del mono tocón se ha reducido en solo 5,000 kilómetros cuadrados en San Martín. Peor aún su área de vida se ha reducido a pequeños fragmentos en la región, lo cual pone en riesgo el intercambio genético de los monos.
Además, hay pobladores que los cazan para tenerlos como mascotas y por su carne. Es uno de los animales más buscados para el tráfico ilegal. Todo lo convierte en una especie vulnerable a la extinción.
La labor silenciosa de biólogos e ingenieros ambientales ayuda a conocer más la especie y a impulsar la participación de las comunidades en defenderla de los depravadores, como sucede en Calzada y Yantaló, siendo el Proyecto Mono Tocón que realiza un trabajo incesante. Hay mucho que aprender de este diminuto ser. Hay mucho que hacer para protegerlo. En estos bosques donde sobrevive el tacón esa gran labor merece todo el apoyo.
Los Titís o Tocones, como se les conoce localmente, son monógamos y viven en pequeños grupos familiares. En el primer estudio etológico realizado sobre la especie, se investigó un grupo de 5 individuos (una pareja adulta y sus tres crías) en un área de 2,5 Has. Este estudio ha determinado que la dieta de la especie está compuesta principalmente de frutas (45%) e insectos (39%), aunque también se ha observado la ingesta de semillas, hojas, flores y brotes. Esta especie de mono no usa la cola o rabo como una quinta extremidad, no es prensil como los otros primates.
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